Machu Pichu, Las Cataratas de Iguazú, El Lago Titicaca, El Desierto de Atacama, La Patagonia y sus glaciares, las playas de Centro América, Las ruinas Aztecas, la Selva Amazónica... siento que nuestro contienete tienen una gigantesca capacidad turística. Sector económico, que junto al desarrollo de una clase media cada vez mayor en nuestro continente, se convertirá en una de las fuentes de ingresos más importantes y codiciadas...
Pero estos recursos naturales tenemos que saber administrarlos. Esta semana, el gobierno de Cuzco se manifiesta contra dos leyes: la ley 29164 que fomenta la inversión de capitales privados cerca de zonas arqueológicas y la 29167 que flexibiliza la remodelación y amplicación de hoteles de 4 y 5 estrellas.
En el fondo de esta situación, subyace el dilema de eficiencia entre conceder las posibilidades de explotación de las capacidades naturales de una región a empresas que no son de la región, contra el hacer más eficiente a empresas locales.
La discrecionalidad para aplicar medidas creo que en estos casos es fundamental. Para ello es necesario un ente con perspectiva regional que vele por las condiciones para el desarrollo local. Para ponerlo en forma muy simple, si los capitales que no son de la región ofrecen realizar alguna actividad innovadora, creo que es posible integrarlos al proyecto de desarrollo regional. Sin embargo, se debe trabajar para el desarrollo de las capacidades locales, y mucho mejor si ese desarrollo se realiza a partir de activos locales.
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