El presidente Alan García del Perú se comprometió a mejorar el nivel de educación de su país. Es una decisión fundamental para cualquier país. Además es un compromiso importante de señalar durante las campañas políticas.
Sin embargo, cuando una decisión de política fundamental como esta se traduce en la medida de solo admitir a los profesores que obtuvieron calificaciones en el primer tercio de su grupo, estamos en problemas. No es una medida despreciable, pero parece una medida de último momento, tomada por el caudillo del Ministerio de Educación de Perú.
Una política tan importante, requiere un trabajo más profundo, con elaboraciones que articulen todo el sistema educativo, y no un organismo autartico con líderes sectoriales que toman medidas heróicas para salvar su realidad.
La educación nos trasciende como nación, y la debemos pensar de esa forma. Ojalá esta situación inicie una fase de discución más profunda en Perú, para generar una política de eduación más profunda y de mayor calidad.
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